La verdad..

Era joven, tendría unos quince años. Mi padre, mi piloto favorito, había muerto unos meses atrás y quería conmemorarlo con algo, así que decidí tatuarme. Sería un Jet 430, mi padre tenia uno, él murió en uno.


Me acerqué a la tienda y bañada en sudor pregunte por el tatuador. Apareció un muchacho alto, de cabello marrón y ojos claros, de unos veinte, si no me equivoco. Me miró fijamente y luego notó la hoja entre mis temblorosas manos.


La aguja se clavó en mi piel y el ardor invadió mi cuerpo, y en mi cara, al parecer, se notó el sufrimiento. Me comenzó a hablar, su voz me calmó, y el tiempo se hizo nada, al igual que el dolor. Sus ojos no se apartaban de mi y los míos de él, me sentía cómoda.


- Algún día será mío.. - pensé.


Pasaron cinco años.


Yo había crecido y había cambiado. Lo único constante era él, debajo de mis ropas, recordándome el pasado.


Conocí a un muchacho una tarde de abril, decidí llevarlo a mi casa. Yo era así de liberal, no importaba quien fuera con tal de pasar un buen rato, y este chico no era el primer extraño en entrar en mi cama. Poco a poco los besos rompieron la barrera y se volvían mas apasionados, y las caricias mas profundas. Sus ojos claros me parecían conocidos, pero sinceramente no tenia ganas de prestar atención a idioteces como esa, quería adentrarme en él pero no de una manera espiritual -si entienden lo que digo. Las ropas empezaron a caer, sus manos paseaban por mi cuerpo y su lengua se volvía una con mis pezones; con cada beso una prenda se volvía humo y en mi cuerpo recorría el escalofrío del deseo y la pasión.


De repente, él se detuvo. Había descubierto mi secreto, mi pasado. Lo repasó suavemente con sus dedos como si conociera todas las lineas que lo conformaban. Me miró a los ojos y entendí. Habían pasado cinco años, el había crecido y había cambiado. El destino nos volvía a unir pero, esta vez, debajo de unas sábanas.
Farah Mora

Comentarios

Entradas populares de este blog

Tómame de la mano

The boy who lived rent-free