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Mostrando entradas de mayo, 2011
No es que me importe... O ¿si?... No lo sé... Todo avanza. Todo se mueve. Todo evoluciona. Todo, todo, hasta tú. ¿Qué hice para quedarme aquí estancada? ¿Por qué no sigo? Me enamoré.

Agosto con sabor a mar

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Solo sexo o algo más

- ¿Te acuerdas cuando me pediste que me revolcara entre la sabanas blancas de ese hotel, que me dejara desnudar, que me dejara besar... ? Abrimos la puerta. Encontramos una cama y un espejo, una ventana y un baño. Se olía el deseo por toda la habitación. Nuestras lenguas se hicieron una en la oscuridad de nuestras bocas, mientras las ropas hacían un mosaico en el piso. Sentía tu cuerpo caliente atrapar el mio y tus manos frías se adentraban en una aventura. No podía dejar de gemir, no podía dejar de desearte. - Lo recuerdo - dijo él - Recuerdo dejándome seducir por el deseo, dándote mi cuerpo como ofrenda de amor y de pasión. - Bésame - y todo desapareció entre sábanas rojas.

Día

Me encuentro sentada en medio de la oscuridad, mirando al vacío. Nada veo, nada hay. La verdad es que no importa mucho si estoy a oscuras o a plena luz, todas estas cosas a las que un día temí se han reunido para marchitar mi día y tú, tú eres el primero en la lista. No veo nada, el negro invade mis recuerdos y los nervios toman el control de mi ser. ¿Qué hago? Oigo voces. Me dicen que salga de allí pero no. No quiero, no puedo, me aferro a tu piel y aún así no siento nada. Quiero gritar, el silencio me ensordece, llena mis oídos y me desespera. Quiero ver. Lo negro de la noche o del cuarto tapa mis ojos y me deja ciega. ¿Dónde estás? No te he visto, has dejado mi mente. Te has olvidado de estos labios que un día besaste y de esta ropa que un día quitaste. Es la desesperación maldita que me consume. Es la suciedad que nunca vi. Eres tú quien me consume y me hunde a profundidades.

Anoche

Al caer la noche se oye el llanto de una dama, se oyen los sabores de la oscuridad y se siente el negro inundar. Recuesto mi cabeza para no pensar pero sucede todo lo contrario. Mis recuerdos se estallan contra la pared creando una película donde muere el protagonista. A mi lado, un cuerpo yace silencioso, Me mira. Lo miro. Nos miramos fijamente como cuando lees un libro. Me descubre. Siento una caricia pero es el viento que se cuela por la ventana. Debajo de mis sabanas, está mi cuerpo inquieto por soñar, está mi corazón latiendo fuertemente por una pesadilla, están mis piernas largas y viejas que esperan volar, y por último están mis manos llenas de ti, que aguardan impacientes un no sé qué que se parezca a tu boca. Se juntan palabras en una fila pero ninguna alcanza. Estas sábanas se funden con mi cuerpo ansioso y afuera se oye el profundo silencio que causa el capricho, se oyen tus labios detrás de mi cabeza repitiendo silabas que me hagan dormir. Cierro lo