Día

Me encuentro sentada en medio de la oscuridad, mirando al vacío. Nada veo, nada hay. La verdad es que no importa mucho si estoy a oscuras o a plena luz, todas estas cosas a las que un día temí se han reunido para marchitar mi día y tú, tú eres el primero en la lista. No veo nada, el negro invade mis recuerdos y los nervios toman el control de mi ser. ¿Qué hago? Oigo voces. Me dicen que salga de allí pero no. No quiero, no puedo, me aferro a tu piel y aún así no siento nada. Quiero gritar, el silencio me ensordece, llena mis oídos y me desespera.
Quiero ver.
Lo negro de la noche o del cuarto tapa mis ojos y me deja ciega.
¿Dónde estás? No te he visto, has dejado mi mente. Te has olvidado de estos labios que un día besaste y de esta ropa que un día quitaste.
Es la desesperación maldita que me consume.
Es la suciedad que nunca vi.
Eres tú quien me consume y me hunde a profundidades.

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