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Explorador

Todo está muy brillante, el sol está en su pleno apogeo. Una sombra se desdobla en mi ventana. Es ella. Me quedaré callado para así poder observarla mejor. Está bailando, siempre hace eso en las mañanas. Mueve sus caderas al ritmo de la música que suena en su cabeza, mueve los brazos, acaricia su cuerpo, ¡Qué hermoso baila! Se está desnudando parece no entender que estoy despierto. Poco a poco se va quitando la ropa. Su dulce trasero aparece desnudo a contraluz, no logro ver más allá de su sombra, pero me deleito con cada probada que la luz me da. Sus senos, ¡oh, sus senos! Pequeños gotas que caen como el agua de una cascada, el agua que a mi ser revitaliza. Amo cada parte de ella,  desde su delicada sonrisa,  pasando por su vientre plano lleno de constelaciones hasta los dedos de sus pies.  Ella lo sabe. Sabe que disfruto verla desnuda,  sabe que disfruto tocarla,  sentirla,  besarla. Sigo deleitándome a escondidas con sus dulce
Recuerdo tus ojos en mi mirada perdida. Recuerdo tus manos tomando mi mundo. Recuerdo tus labios, tan suaves que me hacían cosquillas. Te recuerdo tan perfectamente que ya te había olvidado. La vida da muchas vueltas y yo pensé que te habías ido, pero no, estas ahí. ¿Seguirás ahí? Estaba enferma... Estoy enferma de ti de tus recuerdos de quien éramos uno, eso.
Estoy en el mismo lugar, o quizás en un o diferente. No lo sé. Todavía no estoy segura. Me siento un poco distraída por el ambiente. Me siento un poco perdida. Todo es un poco nuevo. No he mirado atrás. Estoy intentando una nueva forma de vivir; ojalá funcione.

Desaparecer en un sueño

Te contaré un sueño que tuve. Fue un viernes, era tarde. Me acosté a dormir llorando, no recuerdo muy bien el por qué. En mi cabeza sonaba una canción pegajosa que me hace viajar, me hace soñar con lugares lejanos. Cerré los ojos y lo primero que vi fue tu cara. Tus ojos eran pequeños pero había algo familiar en ellos. Me viste y te sonreiste, sabías que estaba allí por ti. Me tomaste entre tus brazos e hiciste una casa con ellos. Se sentía cálido, se sentía como un hogar. Comenzamos a movernos al ritmo de la canción que sonaba en mi mente. Todo era perfecto. Las estrellas comenzaron a brillar y a bañarnos con su luz. Nos acostamos en la grama para ver las estrellas. Me contaste sobre ti, sobre tus sueños, sobre quien querías ser. Te conté sobre mis miedos, mis llantos y mis risas. Tomaste mi mano entre la tuya y me besaste. Todo mi cuerpo se estremeció, fue como una descarga eléctrica. Fue como volver a mi cuerpo después de estar perdida mucho tiempo. Fue volver

Naufraga

Estoy en un lugar donde jamás pensé regresar. Me ahogo como un naufrago a medio camino de llegar a la orilla y solo puedo ver todo lo que espero lejos de mi. Veo tus pecas como estrellas en el cielo, solo puedo contarlas. Este sentimiento me carcome por dentro, poco a poco. Una vez estuve aquí. En unas escaleras, en un cuarto, en un carro, esperando. La verdad, tengo miedo. No logro sacar esa sensación de dentro de mi pecho. Las ganas de llorar se juntan y juegan a las escondidas; ellas vienen y van. ¿Por qué? ¿Por qué a mi? Ya estoy cansada, agotada, pero ya no hay mucho que pueda hacer sino dejar que la marea me lleve. Dejaré que me lleve junto con mis lágrimas y mis ganas de ser. Dejaré que tal vez me lleve a la orilla o me deje acostada en la arena de otra isla. Dejaré que me ahogue entre sus olas. Me dejaré llevar. Veremos qué sucede. Veremos si te encuentro.